Como cada mes la blogosfera cervecera se une para discutir un tema en específico donde cada quien, en su estilo y opinión, hablará del tema propuesto. Ahora le toco al blog Belgian Smaak proponer el argumento de esta ocasión el cual, la verdad, está demasiado abierto:
The topic that Elisa and I have chosen for this month’s Session is ‘My First Belgian’. The rules are that there are no rules. There is incredible opportunity at your fingertips; whether it be to write about the first time you tried a Flemish red brown ale or the time you got your taste buds around a traditional Belgian witbier.
Pues yo tomaré la oportunidad para contarles de la primera vez que tomé una cerveza estilo belga y que fue, de hecho, la razón que me empezó a interesar la cerveza no tradicional. Mi roommate regresó de unas vacaciones en alguna tierra exótica donde probó una cerveza llamada Carolus Ambrio, pero cuando regresó a Monterrey no sabía dónde encontrarla por lo que insistió en que nos embarcáramos en una búsqueda por ella y dado que a mí me gusta mucho probar cosas nuevas y que no tenía nada mejor que hacer fue lo que hizo que lo acompañara y gran decisión. Después de un considerable tiempo dimos con un establecimiento que la manejara con otro tanto número de cervezas importadas.
Carolus me pareció muy rica, dulce, especiada, intensa. Nos la sirvieron en copa, pero yo de necio le di un trago de la botella, lo cual fue un gran error pues la espuma que se generaba en boca la volvía complicada de tomar de esta manera, por lo que aprendí que, al menos este tipo de cervezas, debería ir siempre en copa. Después de otras tantas que probamos en dicho lugar cerramos con Duvel la cual es, a día de hoy, una de esas cervezas que suelo tener en mi refrigerador siempre por si las dudas.
Hay supuestamente un dicho que dice “siempre ten una Duvel en tu refrigerador para una ocasión especial, aunque esa ocasión especial puede ser simplemente que tienes una Duvel en el refrigerador”.
Las cervezas estilo belgas (que al parecer a Stephen Beaumont le molesta que se les diga así) suelen ser un atrayente para los apasionados de este fermentado. Hay un momento en que Bélgica te enamora y difícilmente te suelta, es una etapa como la de las IPA y la de las sours. La gran diversidad de estilos, procesos y ese toque especial que vuelve diferente a cada una de sus cervezas, a pesar de ser “del mismo estilo” es lo que, al menos a mí, haga revisitar varias de sus cervezas emblemáticas y que, aunque ande con la etapa de otros estilos, nunca deje de poner el ojo en que se está haciendo en Bélgica.
Llegué a esto de la cerveza por Carolus, pero me quedé por Duvel. Pues mientras escribo esto hagamos una ocasión especial, al fin que debo tener una en el refrigerador. Y si me ven ahorita en Cerveza México, invítenme una cerveza estilo belga.
Nos estamos leyendo
Eslem Torres
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