Es esa bonita fecha donde las colaboraciones internacionales se hacen presentes y los amigos del Barcelona Beer Fest nos volvieron a invitar a colaborar con un post hablando de alguna de las cervecerías que van a asistir al evento (y que según el line-up que nos enviaron esta ¡PA' RELAMERSE EL BIGOTE!). El año pasado escribí sobre la historia de Anchor Brewing Company, una cervecería que me gusta mucho y cuya historia es, también, muy entretenida, si no lo han leído pueden checarlo dando clic por aquí o por acá. Este año, como podrán darse color por el título, elegí hablar sobre Chimay.
Antes de hablar sobre Biéres de Chimay quiero poner un poco en contexto.
Hace muchos años la cerveza fue un producto que se fabricaba y comercializaba por monjes, esto lo hemos platicado un poco aquí (corta y jocosa historia) y aquí (trapense o abadía) pero en resumen la iglesia tomo el control de la cerveza porque generaba dinero, cochino dinero. De hecho fue Carlomagno uno de los mayores promotores de la fabricación ordenada de la cerveza dándole facilidades a los monasterios para hacerlo allá por el siglo IX. En el año 1080 es fundada la Orden de los Cistercienses de la Estricta Observancia que viene siendo ya el modelo bajo el que trabajan las abadías que fabrican cerveza, entre ellas la de Chimay.
Ahora si, en 1850 un grupo de monjes salen de la abadía de Westvleteren para fundar la abadía de nuestra señora de Scourmont en lo que hoy es el pueblo de Chimay, en la provincia de Hainaut en Bélgica y desde su fundación la cervecería era parte de los planes pues era una gran forma de recaudar dineros. Como dato anecdótico, al día de hoy, esta es una de las regiones más pobres del país y la cervecería de este monasterio es de los empleadores más importantes de la localidad, la verdad es que fuera de esta abadía no hay mucho que ver en la ciudad.
En 1862 arrancan oficialmente con la venta de cerveza aunque no a como la conocemos ahora, en realidad hacían una lager que llamaban "Bavaria", cerveza estilo Dortmund para estar a la moda de lo que sucedía ya en Europa y el furor de las lagers claras, sin embargo no les funcionó como esperaban y remplazaron rápidamente a una Brown Ale similar a la que ya fabricaban en Westvleteren. A partir de esto empezaron a fabricar dos cervezas, una single o patersbier que tomaban directo de las barricas de madera para consumo exclusivo de los monjes y la Biere Forte que embotellaban en presentación de 750ml para venta a público. No fue sino hasta 1875 que oficialmente empezaron a ofrecer dos cervezas diferentes al público, aunque esto no era del todo cierto ya que la "nueva" creación era la misma cerveza añejada en barricas recubiertas de alquitrán. Yup, alquitrán, verán los médicos en aquella época aseguraban que esta cerveza, pasada en tratamiento con alquitrán, tenía mejores propiedades para la salud. Un año después la abadía empieza a comercializar sus ya famosos quesos curados en cerveza.
La calma antes de la tormenta, Bieres de Chimay gozaba de buen prestigio, buenas ventas y gran aceptación en la región, sin embargo sucedió la primera guerra mundial y Bélgica, por su localización geográfica, terminó siendo un punto estratégico para los alemanes que encontraron que el cobre en la cervecerías belgas era más útil para ellos así que saquearon lo que pudieron y por supuesto, Chimay fue una de ellas.
Al terminar la primera gran guerra Chimay reinicio operaciones haciéndose de equipo nuevamente para continuar en donde habían dejado, afortunadamente para ellos en 1919 el gobierno belga prohibió la venta de licores y destilados de mayor graduación alcohólica en bares lo que provocó que la demanda por la cerveza de alto contenido alcohólico (como lo suelen ser las cervezas trapences) subiera exponencialmente.
Por supuesto, cuando algo está teniendo éxito empiezan a salir los imitadores y empezaron a aparecer otras cervezas con nombres de abadías famosas, engañando a más de un consumidor por lo que Chimay registró la marca de "Abeyye de Scourmont" que fue el primer intento de registrar una marca de producto trapense, marca que Chimay ha sido el mayor promotor de este símbolo de autenticidad que vemos hoy en día.
Y como no podía ser de otra manera, la segunda guerra mundial volvió a azotar en Bélgica y la historia se repite. Alemania ocupa Bélgica, Alemania necesita el cobre, Alemania deja a las cervecerías belgas sin su equipo, los belgas lloran, los Alemanes pierden, los belgas reconstruyen sus cervecerías, TODOS SOMOS FELICES.
Chimay en lo particular no sólo reconstruyo la planta, aprovecharon para modernizar su procesos y estar en la punta de las innovaciones tecnológicas en la fabricación de cerveza. Una de las primeras cosas que se cambiaron fue que la misma abadía haría el malteado de sus granos y se aisló su cepa de levadura. Ya en 1948 empiezan a fabricar su famosa Blue Cap como una especialidad de navidad.
Uno de los primeros registros de el uso de extracto de lúpulo en lugar de los pellets o la flor entera se dio en 1950 ya que los monjes aseguraban que estos aceites en extracto eran más eficientes para el control de la calidad, práctica que terminarían copiando otros monasterios.
En 1966 lanzan su tercera cerveza de línea, Chimay Cinq Cent, la blanca para los compas. Esta cerveza fue creada en respuesta a Orval que tanta popularidad empezó a tener. A pesar de esto sería difícil poner a ambas como algo similar, la realidad es que Orval por si misma es un estilo muy particular. Esta Chimay Cinq Cent junto a la Westmalle Dubbel son las únicas cervezas trapense que se comercializan tanto en botella como en barriles.
Una de las anécdotas que más me gusta de Chimay es justo después de su reconstrucción post segunda guerra mundial. La abadía de Rochefort empezó a verse amenazada por las cervezas de Chimay que empezaban a llegar a su territorio, aprovechando que eran miembros de la misma congregación se acercaron a ellos para pedirles que por favor no se metieran con su plaza porque les estaban bajando las ventas. Chimay en un acto de buena voluntad prefirió no hacerlo pero si ayudarles a su mejora tecnológica y reconstrucción, entre esto también se les llevó levadura de Chimay, sin embargo por la gran diferencia de la mineralidad del agua esta no funcionó igual en Rochefort, para lo que a los años sesentas cambiaron a la cepa de Westmalle.
Es un hecho que la química del agua es algo importante que tomar en cuenta cuando haces cerveza, tanto q momento, cuando Chimay maquilaba su cerveza Cinq Cent en La Trappe, estos enviaban su agua hasta la maquiladora para asegurar su receta lo más posible.
Afortunadamente para nosotros, Chimay es la trapense que más fabrica cerveza y la que más exporta, siendo 35% de su producto dedicado a esto así que es común verla en los anaqueles de distintas tiendas en el mundo. Por supuesto México uno de ellos y sin duda España, tanto que va a ser parte del Barcelona Beer Fest a los que agradezco nuevamente por invitarme a participar y una gran disculpa por tardarme tanto en publicarlo, pero como les comentaba en un correo, se me torcieron los cables y nunca terminé por enviárselos.