Dicen que en México cada persona lee medio libro al año, por eso creo que debemos juntarnos en parejas para así al menos terminar uno, plop.
Dejando bromas a un lado ahora quisiera hablarles de un libro en especial que me obsequiaron sobre el tema que a este blog compete. Como dice el título del post se trata de El libro del amante de la cerveza, uno de los contados que he encontrado en una librería mexicana respecto a la cerveza. Desde hacía algún tiempo quería hacerme con él pero por X o Y razón no lo hacía, probablemente con eso de que ya tengo varios años viviendo en Monterrey se pega eso de ser codo… nocierto amigos regios, no son codos, es que aquí todo es caro.
En lo general es un libro sencillo de leer, cuyos capítulos son sencillos de entender pues no toca un tema en general sino que nos habla poquito de mucho. En primera nos empieza a contar la historia de la cerveza, pero no como la conocemos ahora el autor se va a sus inicios y nos habla por regiones. Esos caldos primitivos que dieron pie a lo que sería la cerveza que conocemos hoy en día, pasando por los potajes hechos en China y Japón a base de arroz, África y sus cervezas de plátano y sorgo, la región nórdica y la famosa cerveza de enebro y junípero (que ahora llamamos Sahiti), el kwazs de Rusia, las cervezas peruanas y andinas, así como las del amazonas. Me encantó que tocara estos temas ya que algunos de ustedes sabrán que a mí me interesa mucho la historia y este libro inicia precisamente con eso, los contextos sociales de la bebida, la razón cultural y religiosa que le daban a cada una de ellas así de cómo fueron desapareciendo los mismos, razón que conocemos como la globalización.
Otra de mis partes consentidas fue la historia de cómo pasó de una fabricación que era parte de festividad pagana la cual era fermentada por las mujeres y su relación de la fermentación/fecundación y de ahí fue tomado poco a poco por los hombres para pasarlo de una bebida festiva a hacerla parte de una industria. Me permito citar una parte del libro que me pareció muy interesante sobre como en Europa se magnifico tanto la fabricación cervecera de las manos de las mujeres:
Casado ya con Signy, el rey Alrekr desposa a Geirhildr siguiendo el consejo de un cortesano que la ha visto aplicándose a la preparación de cerveza. Como las dos esposas no se entienden, el monarca decide conservar a aquella que a su regreso de la guerra le haya preparado la mejor cerveza. Ambas reinas rivalizan de inmediato y, mientras Signy invoca a Freyja, Geirhildr llama en su auxilio a Odín. A guisa de fermento, Odín presta su saliva y asegura el triunfo de Geirhildr. Aquí pues, la intervención divina se aviene a la medida de las apuestas políticas y religiosas. El rey que hace competir a sus dos esposas no busca la mejor “cocinera” sino aquella mujer cuya cerveza atraerá los favores de la divinidad más poderosa.
Los últimos en resistirse al cambio fueron los ingleses cuyas esposas eran las fabricantes por tradición de la cerveza pero que al final terminó cediendo para pasar el control absoluto de la fabricación y venta de cerveza a los varones, en específico a los monjes. Pero aquí es donde entra el interés económico de la bebida y el estado impulsa a los gremios cerveceros que empezaron a nacer para retomar el control de producción y venta hacía el pueblo, así el estado obtener el poder económico generado por los impuestos que pondrían. Ni hablar de lo que la revolución industrial generó de beneficio hacia la producción de cerveza como el tener ya hielo fabricado y el transporte a zonas alejadas de la ciudad donde fabricaban aseguraba una expansión inminente. A partir de este punto empezó también el paso de la cerveza de ser el pan líquido que había sido por tantos años para pasar a ser parte de las sodas y bebidas refrescantes cuya misión ya no era nutrir, sino refrescar. El surgimiento de las pale lagers logró una industria que necesitaba de grandes capitales para poder producir, lo que desapareció a los pequeños productores. El libro menciona lo siguiente:
…la curiosidad y el esnobismo (sólo las gentes acomodadas saben diferenciar la tradicional cerveza densa, alimenticia y oscura de una autentica Múnich) contribuyen a que el consumo del producto más reciente sea una obligación.
No sería justo culpar a que los humanos somos, por naturaleza, novedosos, pero nos damos cuenta aquí que desde los inicios del siglo 19 ya empezaba esta búsqueda del estar a la moda.
Toca también sobre el proceso de fabricación, sus ingredientes y los magnates de la industria cervecera, dígase Guinness, Bass, Stella Artois, Heineken, Plzenske Pivovary, Ansheuser-Busch, Spoetzl, entre otras. Cada una de ellas con historias detrás que te muestran el lado más humano de estas mega corporaciones. No son el villano que nos quieren pintar las pequeñas productoras modernas.
Cuando empieza a tocar ya sobre estilos la verdad me aburrió en exceso pues en lugar de ser una guía se volvió un catálogo donde nos venían ofreciendo una muy ligera explicación del estilo junto a una lista enorme de te recomendamos probar esta cerveza y esta otra y esta otra y esta otra y te va a saber a esto y a aquello, vaya, me gusta leer recomendaciones pero no esperaba en un libro toparme un catálogo. Pero bueno en 1985 no existía BeerAdvocate o RateBeer para recomendarnos que buscar durante un viaje por esas tierras. Menciona Ales inglesas, cervezas de abadía y trapenses así como la explicación de la diferencia entre ellas y algunas especiales que
vendrían siendo las belgian ales, flanders red, wit y alguna variedad con ingredientes extras. Habla de Alemania y sus cervezas de trigo y la joya de la corona, donde se nota mucho el orgullo francés, cuando toca el turno de las biere de garde, era una oda poética a todo lo que mencionaba sobre este estilo donde solo incluyó variedades de este país, no toco a ninguna de la región Belga. Por igual pasa por las lagers europeas y finaliza con las espontaneas de la región de Pajottenland. La parte más larga del libro y la que me pareció más cansada pues no me gusta leer a que saben las cervezas (al menos tantas), más bien prefiero tomarlas. Aunque por supuesto son una excelente guía para saber que buscar y que no, tal vez las que menciona el libro no las seguiría tan al pie pues estamos de acuerdo que muchas de ellas seguramente ya no existen o fueron adquiridas por alguna otra empresa y les cambia las recetas.
En lo general lo encuentro estupendo por ser de la poca literatura en español sobre cerveza pero no lo recomendaría a aquel que busca libros estilo Tasting Beer de Randy Mosher o el IPA de Mitch Steele, no, este libro es más sobre historia y da un claro ejemplo de cómo veían los europeos en los 80’s esta bebida. Sin duda alguna se queda en mi biblioteca para futuras referencias y da algo aún más interesante para aquellos que, como yo, quieren saber más sobre la historia de la cerveza, su bibliografía. Desafortunadamente para mí el 90% de la bibliografía que utiliza el autor o está en francés o está en alemán.
Nos estamos leyendo
Mr. Moustache